Yo era muy chico cuando entré al mundo de la música. Mis exploraciones siempre tenían un final diferente. Muchas veces encontraba cosas que sabía que nunca más iba a escuchar, otras simplemente sabía que iba a quedarme con ellas hasta que yo no exista más.
Encontrar un sonido que se encarne en la piel es difícil. Eso solo se da con las incursiones profundas. Así descubres que en algún momento pasas del "oír" música a "escuchar" música. Y si es difícil encontrar un sonido que se encarne en la piel, es aún más complicado encontrar uno que encarne en el alma. Algo extrasensorial que de alguna manera se asemeja a otro plano de existencia.
Vagamente recuerdo haber visto en la TV un videoclip de un concierto gigantesco. Un concierto de Soda Stereo, el último concierto. Como un buen cliché llegué a descubrir a ese trió escuchando "De Música Ligera". Ahí me hice fan de Soda Stereo, pero el destino tenía algo más profundo preparado para mí.
Como todo admirador que llega a algo por primera vez, escuché una canción, pasé a escuchar tres y luego a consumir como si fuera una dieta los discos enteros. Ahí supe que había algo para mí. Era esa voy y esa guitarra lo que me había atrapado desde el principio. Seguí escuchando hasta que se hizo en mi una costumbre tener a la mano su música.
Pasó el tiempo y yo ya no era tan chico, ya había escuchado cantidades considerables de música. Discos y discos. Para hacer más grande mi vicio y mi dependencia, la vida cruzó en mi camino al internet. Y eso hizo que mi proceso de selección y enamoramiento musical se aletargara un poco. Aun así, esa voz y esa guitarra seguían conmigo.
Gustavo Cerati no es cualquier músico para mí. Es un gurú, un sabio maestro, y por las veces que lo he escuchado podría asegurar que de alguna manera una parte de su alma se coló a vivir junto a la mía. Ese largo proceso se cumplió y al igual que con algunos otros (aun pocos) sonidos, se encarnó en mi alma.
Ese tipo de cosas son las que me han ayudado a mantener viva mi esperanza en la humanidad. La música es un vehículo poderoso que puede unir almas. No hay magia, ciencia o alquimia que haga eso de la misma forma. Hasta las religiones utilizan la música como vehículo para hacer funcionar su mensaje.
Hace unos años llegó mi oportunidad de oro. Cerati lanzó el que sería su último disco. Fuerza Natural llegó a mis manos un día y al siguiente ya estaba almacenado en mi cerebro. Pasaron unos meses de eso y la gira trajo a mi héroe a México.
Tuve que viajar casi 6 horas, vivir toda una aventura solitaria en una ciudad inmensa, esto sumado a los años que soñé y los que no también con escucharlo en vivo, para que todo fuera una realidad.
Fue un 21 de Noviembre del 2011, ahí estaba yo rodeado de desconocidos y a mi alrededor había más seguidores de Soda Stereo que de Gustavo Cerati. Fueron 25 canciones que cantamos Cerati y yo. (A mi alrededor cuando menos, pocos conocían más de una canción). Es difícil explicarlo, pero en ese enorme auditorio solo estábamos la banda y yo. Fue un evento de unión de almas guiado por la música.
Fue el destino. Meses más tarde Gustavo durmió profundamente y aún no despierta. Pareciera que la vida me dio la oportunidad porque yo había esperado suficiente. Pero no sé si fue de esa manera, ahora espero que regrese y vuelva a hacer lo que mejor sabe hacer.
Hoy, Gustavo Cerati cumple 55 años. Y este breve y de alguna manera insignificante texto es para él. Rompí la periodicidad de ésta publicación para que este texto saliera a la luz el día exacto.
Esto es para vos. Gracias por hacerme creer y por enseñarme que la música también se siente. Gracias por la compañía en los viajes, en las caminatas, en las horas de oficina y en lo que resta de la vida.
Esto es para vos. Gracias por hacerme creer y por enseñarme que la música también se siente. Gracias por la compañía en los viajes, en las caminatas, en las horas de oficina y en lo que resta de la vida.
Gracias Totales.